miércoles, 31 de agosto de 2011

RELIGION

JESÚS empezaba a llamar discípulos. El Reino de Dios no es obra exclusiva de él. Se ha dignado trabajar en equipo, participar a los hombres tan gran dignidad. Ha querido que compartamos los sudores con él como quiere que llevemos la cruz con él. Los elegidos le acompañaban por los pueblos de Galilea y del mundo y participaban sus más ín­timos secretos. Ya tenía seis elegidos, frutos de su oración al Padre: los dos hijos de Jonás, los Bar-Jona, los dos hijos del Zebedeo, Felipe y Bartolomé; todos pobres, sencillos, rudos e ignorantes. Vivieron junto al Verbo de vida, escucharon sus palabras, recogieron sus lati­dos. Eran simples pescadores galileos. Ningún sacerdote, ningún escriba, ningún fariseo, ningún rabino. Hubo, en cambio, un publicano; despreciable y odioso. Los evangelistas dan a San Mateo el nombre de Leví, sólo Marcos lo llama, "hijo de Alfeo".


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